Sobre el caos y la entrada imposible en el círculo vicioso en el que me he metido. (Daniel Criado)

El título, incongruente por mi parte, es lo que intentaré explicar a continuación. Hace días, demasiados quizá debido a la ardua tarea de “hincar codos”, expuse en este blog los avances que, hasta ese momento, había alcanzado mi proyecto. Estos se basaban en una evolución desde la primera maqueta base (obtenida a través de una especie de juego), o al menos yo pensaba que se trataba de una evolución. El caso es que dándole vueltas al “coco”, pensando acerca del programa del proyecto, descubrí algo acerca de los círculos viciosos que me pareció inevitable incluir en mis ideas. Enlazando reflexiones y dando a luz a las mías propias llegué a algunas conclusiones conceptuales sobre el tema a tratar: El libro en sí es un proceso, es una parte del todo, y el todo son las partes; el libro se necesita a sí mismo para coexistir. Esto es, si el libro es el proceso de inspiración, redacción, lectura y reflexión que vuelve a convertirse en re-escritura tras su proceso, se puede decir que estamos dentro de un círculo vicioso.
Había llegado al punto clave de mi programa, 4 claves necesarias y suficientes conectadas de tal modo que la primera alimente a la segunda y esta a la tercera y así también a la cuarta; y que la cuarta sea el origen de la primera. Es este un círculo vicioso al que creía haber accedido y al que ahora sé que solo he visto desde fuera, o quizá desde dentro si es que estoy en él y no sé salir. Y digo esto después de haber leído algún fragmento del libro de Pierre Klossowski “Nietsche y el círculo vicioso”:

Primero el anillo, enseguida la rueda de la fortuna, por último el circulus vitiosus deus: símbolos que por sí mismos suponen un centro, un foco, un vacío mantenido a distancia, quizás un dios, que inspira el movimiento circular y se expresa a través de él. Las fuerzas centrífugas no huyen para siempre del centro, sino que vuelven a aproximarse para alejarse de nuevo: así son las vehementes oscilaciones que trastornan a un individuo a tal punto que sólo busca su propio centro y no ve el círculo del que él mismo forma parte; dado que si esas oscilaciones lo trastornan, es porque cada una responde a una individualidad distinta de la que él cree ser, desde el punto de vista del centro inencontrable. De ahí que una identidad sea esencialmente fortuita y que una serie de individualidades deban ser recorridas por cada una, para que el carácter fortuito de éstas o aquella las vuelvan necesarias a todas. Lo que el Eterno Retorno implica como doctrina es ni más ni menos que la insignificancia del “de una vez para siempre” que implica el principio de identidad y de no contradicción, base de la razón: si todas las cosas acontecen de una vez para siempre, la falta de intensidad hace que caigan en la insignificancia del sentido. Pero debido a que la intensidad es el alma del Eterno Retorno, las cosas sólo adquieren significación merced a la intensidad del círculo.

http://caosmosis.acracia.net/?p=772 Aquí dejo el enlace donde se puede leer un extracto más extenso del mismo libro.

Solo me queda destacar que mi camino en busca del Caos (tema de mi primer ejercicio) sigue estando presente en cada cosa que hago, pienso o veo. Parece ser que una vez descubierto el tema no te deja en paz. Cuando creo haberme descolgado de estas ideas me topo con algo que me vuelve a llevar al principio, por eso creo estar yo en un círculo vicioso que he creado y del que en este proyecto me está costando salir. Por eso agradecería la ayuda de algún “inspirado” que me diese un empujón hacia la salida lo antes posible. Gracias.

Daniel Criado Herranz