Desde el punto de vista más simple, el solar es un círculo elevado sobre el océano. Al pensar en el océano me vino a la cabeza la idea de continuidad, pues así, continuo, es el lugar que ocupa el agua que define todas las tierras secas; por tanto el círculo se convertía en un esclavo sometido por el agua, limitado y obligado a rendirse a su dominio a lo largo de todo su perímetro. Ésta importancia del agua en el proyecto me llevó a pensar en la cultura griega y como no, en el dios Poseidón, señor de los océanos. Aquí entraba en juego un nuevo concepto en el proyecto, la idea de “historia”; puesto que el proyecto es un Círculo de Lectores, dedicado a los libros, a la literatura, tenía lógica que fuera una “historia” la que encauzase el proyecto, la que generara esa idea primaria. Centrando la atención en el mitológico Poseidón, realicé un estudio de su genealogía, y finalmente concreté que era en su relación con su esposa e hijos donde podía encontrar una mayor riqueza de interacciones. Cada uno de los miembros del núcleo familiar tenía unas características personales que yo podía adaptar a unos usos arquitectónicos, es decir, aparecía mi programa.
El padre, Poseidón, envuelve por tanto a su familia, y muestra así su dominio indiscutible sobre todos y cada uno de ellos, pero a su vez, su frialdad como padre obliga a su esposa, Anfitere, a actuar como mediadora entre él y su prole: dos hijas, Rodos y Bentesicime; y un hijo, Tritón. No obstante esto no constituye un programa en sí, es una “historia” que debe pasar al plano arquitectónico y ahí es donde residía la mayor complicación ¿cómo convertir una familia en un proyecto?
La relación entre los esposos, difícil en un principio, me da la primera respuesta. La negativa primera de la esposa a contraer matrimonio provoca la aparición de un mediador, Delfino, un “puente” que une a la pareja, es decir un lugar de reunión en igualdad. De repente Delfino es algo arquitectónico, aparece una sala de reunión, auditorio, sala de conferencias… ¡da igual! ya es parte de un programa, pero ¿qué podían ser entonces Anfitere y sus hijos? ¿y el gran Poseidón?
Anfitere era la conexión entre padre e hijos, se convierte en un lugar de unión para todos ellos, es decir, un lugar público de comunicación; Anfitere es aquel elemento que conecta el proyecto y acoge todo aquello común a todas sus partes (comercio, circulaciones… ¡el programa de nuevo!). Los hijos se convierten a partir de entonces en seres individuales, con identidad propia, relacionados tan solo con el vacío y con su madre, son salas de estudio, almacenes, bibliotecas… sus formas las definen sus sexos; las mujeres son ligeras, se elevan y vacían dejando entrar la luz (zonas de lectura y estudio), el hombre es más masivo y pesado, oscuro (almacén de libros: biblioteca).
Pero Poseidón aún está sin función, y él es el generador de todo el programa, por tanto su función debería ser indispensable para todas las demás. Aparece una nueva idea: “ciudad del libro”, pues el Círculo de Lectores no es más que una pequeña ciudad dedicada a la literatura. El círculo elevado sobre el mar se convierte en un lugar de peregrinación para la meditación y el estudio, un lugar donde escritores de todas clases puedan acudir en busca de información e inspiración, donde aislarse del mundo, donde “permanecer”. Poseidón ya tiene su función, es una residencia que acoge a todos esos estudiosos y escritores y les da un espacio en el que habitar entre libros, es decir, les da una vivienda literaria.
Y ya tengo unas relaciones, ya tengo un programa.
El padre, Poseidón, envuelve por tanto a su familia, y muestra así su dominio indiscutible sobre todos y cada uno de ellos, pero a su vez, su frialdad como padre obliga a su esposa, Anfitere, a actuar como mediadora entre él y su prole: dos hijas, Rodos y Bentesicime; y un hijo, Tritón. No obstante esto no constituye un programa en sí, es una “historia” que debe pasar al plano arquitectónico y ahí es donde residía la mayor complicación ¿cómo convertir una familia en un proyecto?
La relación entre los esposos, difícil en un principio, me da la primera respuesta. La negativa primera de la esposa a contraer matrimonio provoca la aparición de un mediador, Delfino, un “puente” que une a la pareja, es decir un lugar de reunión en igualdad. De repente Delfino es algo arquitectónico, aparece una sala de reunión, auditorio, sala de conferencias… ¡da igual! ya es parte de un programa, pero ¿qué podían ser entonces Anfitere y sus hijos? ¿y el gran Poseidón?
Anfitere era la conexión entre padre e hijos, se convierte en un lugar de unión para todos ellos, es decir, un lugar público de comunicación; Anfitere es aquel elemento que conecta el proyecto y acoge todo aquello común a todas sus partes (comercio, circulaciones… ¡el programa de nuevo!). Los hijos se convierten a partir de entonces en seres individuales, con identidad propia, relacionados tan solo con el vacío y con su madre, son salas de estudio, almacenes, bibliotecas… sus formas las definen sus sexos; las mujeres son ligeras, se elevan y vacían dejando entrar la luz (zonas de lectura y estudio), el hombre es más masivo y pesado, oscuro (almacén de libros: biblioteca).
Pero Poseidón aún está sin función, y él es el generador de todo el programa, por tanto su función debería ser indispensable para todas las demás. Aparece una nueva idea: “ciudad del libro”, pues el Círculo de Lectores no es más que una pequeña ciudad dedicada a la literatura. El círculo elevado sobre el mar se convierte en un lugar de peregrinación para la meditación y el estudio, un lugar donde escritores de todas clases puedan acudir en busca de información e inspiración, donde aislarse del mundo, donde “permanecer”. Poseidón ya tiene su función, es una residencia que acoge a todos esos estudiosos y escritores y les da un espacio en el que habitar entre libros, es decir, les da una vivienda literaria.
Y ya tengo unas relaciones, ya tengo un programa.
Maite Bernardo Pérez
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