Planteo el recorrido como un juego experimental donde las artes se fusionan en el marco de la ciudad.
La experiencia de la ciudad nos transmite unas imágenes y unas sensaciones que dejamos fluir al ritmo de la música, donde cada cual se manifiesta artísticamente para plasmar su idea de ciudad, un collage compositivo de sensaciones, visiones y experiencias de Segovia, un collage de colores, texturas e imágenes que quedan congelados en el marco, el marco pictórico, musical, arquitectónico...en fin, el marco artístico. Un marco cuyos límites sobrepasan lo físico, con un comienzo y un fin aparentes en cuyo intersticio está la infinidad, la ausencia de límites, la imaginación.
Todo sirve en el camino hacia ese final aparente.
El marco, la ciudad como collage, partes de un todo, el todo cuyas partes son ya en sí mismas una obra de arte compuesto por las gentes de Segovia para generar la obra suprema, la ciudad que se convierte en una interconexión, un fluir, un devenir de ideas, movimientos y expresiones.
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